Todo comenzó en 1946, cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes organizó una expedición a Bonampak para documentar la zona y sus alrededores. Raúl Anguiano, un pintor, muralista y grabador de la Ciudad de México, fue invitado a unirse a la expedición para crear pinturas de las ruinas, los paisajes y la vida y costumbres de los lacandones, habitantes de esta región maya.
En su diario de la expedición, Anguiano escribió:
“A la vieja María se le clavó una espina en un pie, me pide mi navaja y con la punta la extrae, a pesar de que le sangra el pie, se incorpora y sigue caminando”.
Este incidente inspiró la obra «La espina», una pieza que ha sido exhibida en todo el mundo y que representó un momento crucial en la carrera del artista. Además, esta obra ha sido portada de los libros de texto gratuitos de la SEP.
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